Sube y baja…

Ayer día de entreno de tirada larga… a un ritmo relativamente más rápido de lo normal. Me detuve tres veces a hidratarme y casi no sentí que mi cuerpo reclamara. Comienzo a escuchar a mi cuerpo. Sí, mi cuerpo me habla… Me van hablando las piernas, los brazos y la respiración, ésta comienza a hacerse más consciente. Cuesta tanto aliarse con ella. Ahora ya quiere respirar conmigo. Mi cómplice. Mi corazón se emociona. Es, entiendo, estar en tu centro. Estar firme en tu zona y sentirte segura contigo. Del tema del deporte comienza a meterse como la humedad en otros aspectos de mi vida. El personal sobre todo. Ya respiro mejor. Termino la segunda semana de dieciocho. Con mucha emoción; mis ojos puestos en Berlín… No hay distracciones, todo lo que sume ayuda y se adiciona a mi vida. Las restas no me gustan. Nunca me gustaron. Huyo de las restas. Las alejo. Lo que resta se ha eliminado en la operación matemática. Ya no está. Solo sumo y multiplico.

Hoy descanso, día de caminata con mis gordas bigotonas; mientras caminábamos encontramos un “sube y baja”. Hace días platicaba con un amigo que quería subirme a uno. No dije nada. Recordar ese movimiento de piernas, la emoción de estar arriba, cuando niños… Sentirnos volar. El poder que nos daba estar abajo y no dejar bajar al de arriba, ver que suplicara. Poder de niños. Poder de diversión. Maldad de inocencia.

No dije nada, de pronto me ayudaron a sujetar a mis peludas… el ofrecimiento se hizo… Quieres subir al juego?. Sin decir nada mi deseo se me concedió. Mis ojos daban las gracias por esa propuesta. Se necesitan cómplices para hacer cosas no comunes. Dos adultos jugando a ser niños. Subirnos; el juego debe estar en equilibrio; comenzar a subir y bajar moviendo las piernas hacia arriba, hacia abajo, sabiendo que si uno sube el otro baja, jugando a dejar arriba al otro, a tener el control estando abajo; si estás arriba saber que eres grande… muy grande, que ves todo. Qué paisaje! Qué estampa. Flotar…

Mis perras ladraban por una ardilla, yo reía emocionada, la escena era hermosa, tenía 6 años y estaba en los juegos de un parque con mis hermanos; siempre al acecho de los ojos cuidadores de mi madre, con mascotas; con ropa llena de pelitos y ladridos que nos reclamaran atención. Hoy la escena era eso, salimos a pasear; Tina y Palomita nos llevaron a pasear y nos llevaron a subirnos a los juegos, a recordar lo que somos, niños que venimos a esta vida a divertirnos. Niños con arrugas. Niños con obligaciones. Niños con canas. Que si bien tenemos responsabilidades… seguimos siendo eso, niños que jugábamos en casa, en la escuela, en los parques, en las fiestas; solos, acompañados, con hermanos, con primos, con amigos, con desconocidos. No importaba, jugábamos, solo eso, jugábamos a ser adultos, a: “declaro la guerra”, a “policías y ladrones”, a “encantados”, al “avioncito”, a las “canicas”, a la “cuerda”, a las “escondidas”; a lo que fuera, no importaba el nombre del juego, la única regla era divertirse y usar la imaginación, esa que decidimos guardar. No había diferencias entre los niños. Todos éramos solo niños; todos lo seguimos siendo; algunos tenemos a nuestro niño amordazado; pensamos que al ser adultos ese niño debió de desaparecer… y no… somos niños con experiencia, con otros conocimientos; la imaginación, la guardamos para que no se gaste, sin saber que es el músculo que más deberíamos ejercitar; tan importante que es jugar; hoy lo supe.

Entender que ese “sube y baja” que jugábamos es un esquema de la vida misma. Siempre si subimos podemos bajar y siempre que estemos abajo podemos subir. Para bajar del juego hay que equilibrar asientos. Y eso solo se puede lograr con dos. Las personas para bajar, para subir, deben de estar de acuerdo y coordinarse. Cierta estoy que si tú estás, yo estoy y queremos jugar, en el “sube y baja” de la vida, sin duda debemos regresar las veces que queramos, que sean necesarias. Quiero continuar mi vida embriagada por tanto juego, me digo… hoy sí seré la que hable, pienso… no más que alguien te lea la mente, sigo pensando, a decir lo que quiero que solo hay una vida…

[shhh… silencio… pausa… shhh]

[Trago saliva dos veces…]

[Comienzo a hablar…]

[Un hilo de voz…]

Me acompañas a jugar?, le digo con voz tímida, tratando de atrapar sus ojos… mira… mira, le digo con emoción, traje unas caninas y un gis!

4 comentarios sobre “Sube y baja…

  1. La vida un sube y baja constante, creo q siempre de niña me gustaba estar abajo, me daba miedo subir y que el otro se fuera y caer de golpe, ahora en la vida si subo, siempre veo la forma de que mis pies vuelvan a la tierra.

    Le gusta a 1 persona

Replica a Karla Mendoza Cancelar la respuesta