Mi segundo miércoles de descanso. Doctora del deporte preventivo que me apapacha; comienzo con la alimentación especial la semana siguiente. Entiendo que debo ponerme en acción para que el cuerpo se vaya convirtiendo en el de una corredora. Cuidar no lastimarme es la suma de entrenamiento, alimentación y descanso adecuado. Uno pensaría que es solo salir a correr, pero no, la preparación de un maratón también es modificar tu estilo de vida. Si bien no ser inflexible, sí más consciente de lo que ingieres. Hay que ingresar la energía adecuada para que el resultado del entrenamiento sea mejor, es un tema de lógica pura. Me gusta este tipo de vida. Alejada estoy de lo que suelen hacer los atletas profesionales, pero quiero, en la medida de lo posible, como en todo lo que me propongo, tejer los hilos que me den el soporte adecuado para potencializar mi objetivo.
Estas semanas tengo comidas, las siguientes también. Mi tiempo a veces no me pertenece. Hay muchos compromisos. Pero pienso que si los hago es porque quiero, entonces dejan de ser compromisos para volverse momentos de agrado planeados. Es cuando te das cuenta del uso adecuado de las palabras y sus conceptos. No soy buena para tener agenda llena, sin embargo, suelo tenerla; al final disfruto tenerla. Mi tiempo no es mío. Siempre es de otros. Lo que pienso es que es de otros porque vivimos en sociedad, porque me gusta estar con la gente, intercambiar ideas, reírme. No disfruto estar entre muchos, me engento con facilidad. Me gustan las reuniones en donde se haga una charla constante, con ritmo. En donde no tenga uno que gritar para ser escuchado porque la música es estridente. Me gusta que todos puedan hablar, escuchar e intercambiar ideas. Ya saben, el proceso de una comunicación: sale una idea, alguien o varios somos receptores de ella, la analizamos y la contestamos y así sucesivamente. Parece aburrido, pero es parte de mi diversión. Comunicar. Escribir, posiblemente es la evidencia de lo que quiero platicar; diversión unilateral, no se comparte, se comparte el escrito, no la forma de hacerlo. Ese tiempo sí me pertenece.
Me gusta intercambiar sonidos de voz, experiencias. Es una forma de hacerlas mías, de vivirlas a través del otro. Los antros no hacen negocio conmigo. No soy buena clienta, no soy clienta. Lo extraño es que me guste correr maratones. Hay mucha gente. Soy un punto entre tantos. Muchos puntos. Cuarenta y cinco mil puntos. Cuando estoy entre tanta gente me gusta pensarme sola y entonces comienza mi tranquilidad. Así no me distraigo y puedo disfrutar la actividad para mí, sólo para mí. Ese tiempo sí lo considero mío, egoístamente mío.
Lo vivido en los maratones, especialmente en mis entrenamientos. Son míos. Mi tiempo. Cuando estoy encerrada en mi oficina, sin reuniones, leyendo o analizando un tema. Ese silencio me pertenece y no lo comparto. Ideas danzan en mi mente hasta que acaba la música y entonces como el juego de las sillas debes de sentarte rápido para no quedarte parado, sin silla. Así pienso… mucho movimiento y de pronto nada; como una sopa que bailan las letras por el plato caldoso y caliente. Se toma una cuchara sopera y como una pala encontrando el oro, se rescatan muchas letras; muchas posibilidades, varias palabras, varias ideas.
Me gusta vivir mi vida con el estupor de las palabras; las palabras que se formen de una charla. Sí, me gusta mi vida vista como una sopita de letras, humeante, llena de ellas, de ideas; llena de sorpresas sabrosas; de jugar a que a cada cucharada haya siempre la posibilidad de encontrar la palabra que no sabíamos ni si quiera que estábamos buscando. Y aun así encontrarla.
Conozco a Karla, bueno pensé que la conocía creo que no, sus frases sus ideas que plasma, me gustan.
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Gracias querida Lety es hermoso que a través de la escritura hasta yo me conozca.
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