Coquetear con la Nada

Hace unos escasos días no había logrado esbozar algunas líneas, menos aún había tenido el valor de hacerlo en público; hoy la apuesta es que mi escritura genere un hábito, escribir por escribir, solo cumplir esa misión, dicen que después de veintiún días puedo transformar esta conducta en un hábito, ese es mi único objetivo. ¿Les pasará a todos los escritores el miedo al silencio seguido de avalanchas de ideas? Preparo una lista de ocurrencias, de temas de los que me gustaría hablar, cada día se multiplican. He aquí mi decreto. Pretendo que el proyecto “escritura/escritora” eche frutos.

Hoy se cumple una semana de comenzar a jugar a ser aprendiz de escritora. No sé si a todos les pase, pero es liberador escribir; para algunas personas lo es el salón de belleza, para otras tomar una bebida de dioses, fumar; para mí es platicar y escribir. Si bien, no siempre parece que se tienen muchas cosas que decir, hay algo que de pronto motiva a tus dedos entumecidos por el silencio y entonces se hace la magia, se comienza a crear, a llenarte de palabras con aparente sentido bañadas de mucha emoción; sí, escribo y siempre sonrío, entiendo que eso es la prueba fidedigna del disfrute que pongo en ello, es poco el tiempo que se tiene, el tiempo es el único límite. Hoy es acotado, pero muy gratificante. Si pudiera pensar en algo que disfruto mucho diría que la escritura es un postre que no quieres compartir. Cierro los ojos y viene a mi mente un pastel de zanahoria. Eso es, la escritura cual Macario* y su guajolote sabe apastel de zanahoria, que quisieras solo para ti. La lectura es un ejemplo de un verbo que se puede compartir; la escritura no, la escritura es un manjar que solo disfruta quien lo prepara. Quien te lee comparte contigo las palabras, tus palabras, pero la emoción de la preparación del plato gourmet solo es de uno. El escritor, se asimila a un chef(cito), cual Remy en Ratatouille.

Pues resulta que en esta semana alguien muy querido me preguntó respecto a la temática de mi Blog; me imagino que antes de leer quiso cerciorarse que fuera un tema de derecho; no supe qué decir, tanto él como yo nos enfrentamos a un silencio, silencio incómodo; con la respuesta que siempre que no sabemos, se suele decir, comenté muy segura que se trata de “nada”, “nada en particular”, de “todo”; ya saben esos absolutos que son y no son a la vez. Vino a mi mente una serie de 1989 “Seinfeld”, catalogada como comedia de situación. ¿Comedia de situación?, ¿Qué es eso? Si le preguntas a alguien de que trata esa serie podríamos decir que trata de nada, de la vida (aburrida) de un comediante de stand up (Jerry Seinfeld), su vecino (Cosmo Kramer), su exnovia (Elaine Benes), su amigo (George Costanza) y sus padres; respecto a sus aventuras, sus muchas desventuras y su mala suerte… No sé si eso sea suficiente para atrapar la atención de alguien. Invertir tiempo, que es poco, para saber de la vida “vacía” de un desconocido, ¿podría ser interesante?, para mí sin duda sí, creo que mi gusto culposo lo comparten millones de personas que la mantuvieron como su serie favorita durante 9 temporadas y 180 episodios. Yo veo esa serie y puedo expresar, en aras de ser participativa y observadora, que me cautiva la simpleza del todo.

¡Sí! el flirteo del todo y la nada… ¿Cómo es posible que de un problema tan aparentemente insignificante se puede desarrollar una historia, un capítulo? Y en su(nuestra) defensa diría, posiblemente Seinfeld es la serie que nos invita a vernos reflejados y reírnos de lo complejo y complicado que podemos hacer de un tema cualquiera y simple; transformarlo en una comedia o en un verdadero drama; lo que a los ojos de cualquiera no debería ser, se torna diferente al verlo reflejado con palomitas en mano; te percatas que lo ahí narrado con gracia o desgracia, lo vivido por ese comediante sin suerte a lo peor puede ser la historia de cualquiera de los que nos reímos al verla; los sentidos entienden que ese guion puede en cualquier momento pertenecerte y entre que tu mente lo acepta o no; o lo reconoce en anécdotas similares, resulta divertido por irónico y real; por el todo y la nada, por los polos opuestos.

Es una serie que incita justo por eso, porque habla de nada. Porque la nada que nos rodea es nuestro todo y en nosotros está que se vuelva magia, nuestro mejor truco de ilusionismo. ¿Para quién? para nosotros mismos. Lo que hace una serie o una escritura solo es la valentía de que nuestro chiste pueda ser compartido con los demás. Posiblemente en algo escrito pueda uno verse y en mi caso, en mis errores (que son los más) y aciertos (que son los menos); pero admirar al otro en un contexto histriónico te divierte y te relaja. Cualquier género entretiene, solo se sienten emociones distintas, pero ahí está el tema, se siente, se tiene la capacidad de sentir. ¿De qué trata mi Blog? Trata de que yo me relaje, me divierta, me transforme, escriba, me atreva, recuerde, supere… De dejar plasmadas las estampas que guardo en mi cabeza transformadas por los sentimientos que se generaron cuando quedaron congeladas. Trata del mundo que nos rodea, trata de mi mundo, trata de lo que abstraen mis sentidos; tema que, a lo mejor para mí lo es “el Todo”, pero para otros, muy respetable, a lo peor puede ser “la temida Nada”.

*Macario (Película mexicana de 1960)

2 comentarios sobre “Coquetear con la Nada

  1. Cierto la dicotomía del “todo “ y “nada” sin duda la historia de mi vida, que hábilmente manejas en este manojo de ideas tan particularmente tuyo..,
    Felicidades de un simple Bioquímico

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