Confesiones de unas piernas agradecidas… *BMW Marathon Berlin 2022.

Dos años de espera, tiempo en el que no se podía creer en mucho ni como una apuesta poco probable, alejada de toda certeza seguí adelante poniendo mis ojos en mis piernas, mis salud, la de los míos y en Berlín, esa era mi meta. Muchas personas llegaron y otras tantas se fueron, porque debieron irse, otras regresaron. Sobre todo una… Mi meta seguía siendo eso, un sueño que no podía permitir compartir con nadie. Era tan grande mi ilusión que debía primero hacerla mía, solo mía, creérmela. La hice y me abracé a ella. Mucho tiempo eso y solo eso era lo que me mantenía equilibrada en momentos de duda, algunas lesiones físicas que se cruzaron en estos años y otras carencias del alma que me hicieron dudar no de mis sueños, sino de poder conseguirlo. El corazón también puede ser tu aliado o enemigo cuando diriges tus pasos. Es tan fácil flaquear. Tan fácil que es darse por vencida.
Entrené para mi mejor tiempo, entrené con fuerza y mucha disciplina. Quería que la maratón de Berlín fuera mi entrada triunfal a Boston. El correr me hacía olvidar que pasábamos por un problema de salud pública y mundial. Entrenaba y mientras lo hacía probaba con prueba y error mi salud. Pensaba no poder tener fuerza para correr si enfermaba. Mi forma de cuidarme, yo y mi ilusión por recorrer esas calles de Berlín me esperaban. Ganas desesperadas de volver a tomar el curso de mis maratones, de volver a correr entre gente perdiendo el miedo al contacto masivo, que por mucho tiempo me enfrasqué en él. Pasión por viajar tuvo que quedar en pausa esperando una oportunidad.
Cuidado extremo y exagerado por no contagiarme, porque mis piernas aguantaran, alimentación extrema por tratar de rendir más, cambio de hábitos de sueño para que fuera una persona preparada… Y a tres semanas de mi viaje comienza a sentirse en mí ese malestar que muchos han sentido y del que hasta ese momento había podido escapar… Temperatura por varios días, dolor de garganta insoportable, carencia de hambre (yo que me alimento cada 4 horas)… tos (mucha tos y dolor en el pecho); echando con ello el esmero exagerado que se tuvo para poder conseguir mi sueño durante dos años. Mi preparación intercambiado por sobrevivir y reponerme lo más pronto posible. Estaba mi recuperación contra reloj. Pensaba un contagio raro cuando no tuve contacto con nadie y en mi trabajo ya nadie estaba contagiado. Era mi momento de enfermar. Mi aprendizaje. Mi experiencia.
Casi todos los que me quieren y me cuidan daban por sentado que solo iba a ir a un viaje, que la BMW Marathon Berlín debía de dejarla ir. Nadie hablaba de mi carrera. Hoy comprendo que mi vida de esmero y cuidado para muchos visto de un modo exagerado cubrió esa pausa que la salud me obligó a hacer en esas dos semanas. Ese coach que es uno de mis mejores amigos (JCRA), mi casi hermano (EAPA) que siempre estuvo y está ahí para curarme el alma; mi compañero de viaje y de vida (JPRA), mi doctor (JSH) y mi familia, sin duda fueron los motores para que ese día después de tanto tiempo de espera, pudiera echar esas dudas que me cubrían y me lanzara a esa fiesta de sudor y esfuerzo que representa en mí una carrera de resistencia. Cómo la vida misma.
Recuerdo que el 1K fue clave, pensaba mientras mis piernas avanzaban a un ritmo que mi cuerpo desconocía, que no podría lograrlo, que aún estaba en recuperación; corría mientras meditaba que lo que hacía no me era impuesto por nadie, que lo hacía era porque lo amaba, mi pasión de vida; vivía para este tipo de aventuras, porque era mi guerra y mi paz, mi sanación, mi catarsis; seguí avanzando con otra mirada, el ritmo iba tranquilo, revisaba frecuencia cardiaca y escuchaba mis pulmones, no encontraba que algo estuviera fuera de lo aparentemente normal, todo parecía en orden, pensé en contra de lo que sueño hacer parar en cada puesto de abastecimiento, pensaba disfrutar la fiesta al cien, comería y tomaría todo lo que ofrecieran en ella, sabía que el tiempo previsto ya no era importante, ese había sido intercambido por lograr cruzar la puerta de Brandemburgo; me veía tocando la medalla, esa era mi imagen recurrente cuando pensaba sentir pena por mi convalecencia y la cambiaba por orgullo; piernas trabajando, corazón fuerte, hidratada lo mejor que se podía, contando minutos para consumir geles; tratando de hacer un hábito lo que mi cuerpo no había ensayado, pero que por dentro sabe que tanto entrenamiento ayuda a tomar las mejores decisiones, también se desarrolla el criterio de sobrevivencia, ser aliado de tu cuerpo, me decía; de pronto en el 7.5K estabas ahí esperando (JPRA), tú tan serio, echando porras; estabas ahí para mí y por mí, pudiendo estar en cualquier lado, estabas ahí, gritando con todos; mis piernas solas comenzaban a moverse de la emoción, del agradecimiento, correr y sonreír porque sabes que ahí están por ti y no hay otra razón de ser más agradecida con la vida, aquél que nunca dudó que lo podías lograr estaba ahí brindando alegría, para mí; pasan muchas cosas mientras corres, altas y bajas te acompañan, el azúcar sube pero a veces escapa de tu cuerpo y debes entender en qué momento debes de hacer equipo con tu cuerpo y sus necesidades; cuerpo, alma y corazón unidos para poder lograr un sueño; mucha música en el camino, muchas porras, gente que gritaba tu nombre y te decía emocionada «México» iba sin duda bailando la mejor pieza de vals al ritmo de vítores y alegría; pero las piernas a veces necesitan más que porras y unas piernas cansadas después de la enfermedad comienzan pronto a olvidar lo aprendido en el entrenamiento; nunca lo había hecho, ir hablando con mi cuerpo; tratando de llegar a un arreglo, negociando, le decía que nunca se iba a arrepentir de intentarlo, que valía la pena todo lo que habíamos hecho, comencé a cansarme y tomé de «Pacers» a algunas personas de la tercera edad, para ir a su ritmo, me daba risa ver qué sus cuerpos se adelantaban a un ritmo mejor que el mío, eso me mantuvo entretenida, las personas que iba siguiendo y los edificios y calles que veía, toda una fiesta, alegría y música por doquier, dejé de tenerme lástima y comencé a hablarme fuerte, ya no era un tema de que mi cuerpo quisiera, de mí dependía que quisiera hacerlo, a veces la mente toma permisos, trata de seguir esas salidas fáciles, cerré toda posibilidad de claudicar; después de tiempo aparece ese 35K muchas banderas mexicanas, estaban reunidos un grupo de mexicanos organizados por la embajada, me gritaste estabas ahí de nueva cuenta (JPRA), con una banderita de papel de México que ondeabas con orgullo y gritando mi nombre (cómo hacías para estar en los momentos más complicados de este gran reto?, No lo sé pero aparecías… Eres un acto de magia…); los cuadripses comenzaban a anudarse, nunca me había pasado, entiendo que el covid tomaba la factura de ese esfuerzo que hacía, y al verte entró esa fuerza que ya no tenía, fue un acto de generación espontánea, salieron esas fuerzas que ya no existían; aún faltaba mucho por llegar, todos los porristas de la calle decían que ya estábamos a un paso, para mí era demasiado, pero sí sabía que ahora debía lograrlo por mí; comenzaba a darme cuenta que era inminente que me acercaba al término de mi propósito, las lágrimas brotaban y tenía miedo de deshidratarme, pero ya no podía detener mi paso (ni mis lágrimas) y no por ser rápida sino porque si me detenía mis piernas se iban a comprimir; en el 41.5K te volví a ver (JPRA), apareciste de nueva cuenta, me gritaste que ya estaba a un paso y que corriera, o al menos eso quise entender, mientras corría y veía lo que me parecía muy lejos, la puerta de Brandemburgo mis lágrimas no dejaban de brotar, lloré al menos 800 metros y llegando a la meta me detuve a llorar con un llanto que espantó a la alemana que repartía las medallas; no podía creerlo, lo había logrado a pesar de todo y sobre todo. Era una ganadora de mis sueños. De mi vida. Vencí miedos, enfermedad y conseguí logros y se convirtieron en orgullo. Le hablé a mi madre llorando y se preocupó mucho, cuando supo que mis lágrimas eran de felicidad lloró también, esas lágrimas de las dos a distancia fueron un gran abrazo, intenté hablarle a mi porristo0 estrella (JPRA) no tuve internet; traté de hablarle a E y tampoco pude, a mi coach no lo intenté porque él corrió también y sabía que él estaba bien y lo había logrado.
Terminando, vi a lo lejos a mi espalda la puerta de Brandemburgo (la crucé, me dije) supe que había tomado ese sueño que visualicé hace unos años y lo había conseguido. Mis piernas cansadas como nunca lo habían estado. Les di las gracias, les pedí perdón, les pregunté si querían acompañarme a una nueva aventura y si bien no me contestaron entiendo que ha sido la respuesta tácita más hermosa cuando les propuse si corríamos la Marathon de Londres 2023 o Tokio 2023 (o si regreso a Berlín?)…


Parece que ha pasado mucho tiempo, a tan solo unos días agradezco a todos los que fueron parte de esta emoción. De qué sino de esto están hechos los sueños? Me gusta llamarme una tejedora de ilusiones… Acompañada de la gente ideal para poder lograrlo, gracias mami, JPRA, EAPA y coach (JCGF) y mi familia hermosa (K, M, E, D y V)… Soy la persona más agradecida con ustedes. Piernas prepárense, pronto nos veremos en la preparación de la nueva aventura… Hagamos changuitos para salir afortunada en sorteo de corredora que la vida me quiera obsequiar…
Hoy por lo pronto camino a Toledo a seguir disfrutando la vida con unos mazapanes en la panza, de ser posible…