He invertido (¿gastado?) mi vida buscando. No sé qué. Buscaba sin saber ver. Buscaba por buscar y no encontrar. Buscaba para no encontrar. Cansada de no encontrar lo que aparentemente buscaba por muchos años, dejé de hacerlo. Primero por cansancio, luego por desinterés. Solté todo. Ocupé mi atención en otros temas. Los libros fueron mi escape. Un gran trabajo fue retomar la lectura. La angustia por no encontrar ocupaba mi poco tiempo libre. Ya no era el encuentro lo que me preocupaba, sino la búsqueda. La búsqueda en sí. La búsqueda tan agotadora. A veces buscaba. Otras, anhelaba encontrar. Otras, anhelaba buscar. Otras, encontré. Muchas me decepcioné. Muchas más de lo deseado los decepcioné. Así por años, varios años. ¿Búsqueda infructuosa?, no sé. Sí (muy) cansada. Llena de hastío. Sin emoción, dejé de intentarlo.
Un día, después de años (muchos años) se apagó el botón del interés. Se prendió el de la indiferencia. Con luz tenue descansé. Me dediqué a leer y a escribir. Respiré lento. Medité. Dejó de importarme buscar y menos aún encontrar. Dejé de buscar. Dejé de pensar en encontrar. Dejé de pensar.¿estaba haciendo algo mal?, tampoco importaba. Ya no.
Una vez tranquila. Comencé a ver. Me encontraste. Te encontré. Mi tranquilidad no cambiaba. Mi tiempo tan mío (y solo mío) ya no era solo mío, se compartía. Se fortalecía mi ecuanimidad. Se enaltecía mi sosiego. Compartía mi aire. Nuestro aire.
Ya no busco. Ya no encuentro. Ya Busqué. No encontré. No busqué. Te encontré. Ya te veo. Siempre estuviste. Te veo. Te reconozco. Me gusta lo que veo. Disfruto como capricho ver mis ojos, sobre todo cuando se reflejan en los tuyos.
Buscar sin encontrar, o quizá encontramos y no vemos.
Me gustaLe gusta a 1 persona